martes, 8 de diciembre de 2009

La despedida.



Hoy hace mucho frío fuera y dentro de mí. Pienso que tal vez siempre fue así pero estaba ciega, entonces ahora sí puedo darme cuenta porque ciertas cosas me fueron abriendo los ojos de a poco.

Quise escaparme un poco de la realidad pensando que todo iba a cambiar con el tiempo, pero ya ves: van a ser 8 meses y todo sigue igual, mal, al menos para mí. Esta carta puede parecerte muchas cosas, incluso una como cualquier otra de las cientos que te mandé durante ese tiempo. Pero este es diferente, es la de despedida.


No me voy por una semana o por dos, me voy de tu vida para siempre porque sé que estoy de más. No me necesitas tanto como yo a ti y muchas veces me dijiste que en las relaciones hay que dar y recibir por igual; no se está cumpliendo esa regla. Siento que siempre sentí más que vos.

Entonces digamos en nuestra relación no existió un equilibrio. A los dos nos gustaba que el otro nos diga cuánto nos quiere, pero ninguno de los dos obtuvo nunca lo que quiso. Nunca fue bastante, no nos alcanzó. Tal vez a ti sí te alcanzó, porque no necesitaste nunca verme. Pero no fue suficiente para mí, que te quise con el alma y no podía verte jamás como solo amigo. Tampoco tuviste en cuenta que además de escuchar “te quieros” hay que demostrarlos.

Shakespeare dijo alguna vez: “no ama quien no lo demuestra”. Creo que describe perfectamente el “amor” que me tenías. Me parece que te hice demasiado caso. Dejé que hicieras lo que quisiste, que vinieras cuando quisieras, que hicieras y deshicieras sin importarte nada de mí.

Además, había muchas diferencias entre nosotros. Pero la más notoria era que yo no me quería nada y tú te amabas demasiado. Tanto que en ti no había lugar para mí. Tal vez encuentres a alguien a quien ames tanto como te amas a ti mismo y ese va a ser el amor verdadero. Es un consejo, si yo no lo aguanté, creo que nadie lo va a aguantar, porque yo con esas cosas soy bastante paciente. Es solo un consejo.

La pregunta es: ¿por qué no me dijiste desde el principio que te habías tomado nuestra relación de otra manera? ¿Por qué no me advertiste? Te hubiera amado menos, te hubiera dado menos. Ahora estoy atada a vos y es un infierno; por eso decido alejarme ahora. Porque si seguimos con esto que no tiene nombre, voy a amarte cada día mucho más y no es eso lo que quiero. Tal vez no tendríamos que haber desafiado a nada ni a nadie, y vos tendrías que estar con alguien de tu edad y yo con alguien de la mía.

Mejor encuentro a alguien que pueda ver a los amigos todos los días, así ellos no me quitan el tiempo que me tiene que dedicar. Voy a tenerlo en cuenta a la hora de elegir la próxima vez.

Lo que más duele es que nunca tuve prioridad en tu vida. Tu felicidad era condición única para que yo estuviera bien. Siempre te tuve arriba, pero yo nunca te interesé demasiado, sino hubieses tenido más ganas de verme. Tal vez tantas como yo. Nunca tuve prioridad en tu vida, mientras que tu fuiste todo en la mía.



Ni como novio, ni como amigo te pude tener; me duele verte, escribirte o escucharte. Este es el último email, espero que sepas que no me adapté a tu estilo de vida, a tu filosofía de vida “Light”, cero obligaciones conmigo. No era eso lo que quería para nosotros.

Yo escribo esto suponiendo que vas a entender porque eres un tipo inteligente. Así que a partir de hoy, voy a empezar de nuevo. No quiero hablar con vos. No quiero verte, no quiero escucharte. No me gustó tu “manera”. Tal vez cuando sea más grande me acuerde de ti y entienda lo que me habías querido decir. Quizás ya lo entendí. Por eso hoy, que quiero decidir, prefiero estar con alguien que me ame a mi manera.


PD. Pero como te amé yo, no te va a amar nadie.

El amor, algo macabro.

No fue muy difícil enamorarme de él, era todo lo que yo quería, lo que necesitaba en ese momento y quizás lo que había necesitado toda la vida, aunque se ocupaba permanentemente de recordarme los 2 años de relación que había llevado anteriormente (“maldigo una vez más esos 2 años que nos separan) y de decirme al mismo tiempo que él sentía lo mismo que yo.

A su modo, fue mi mentor: me enseñó a expresarme, a tomar decisiones importantes y a desarrollar pensamientos lógicos. Pero por sobre todas las cosas, era una eminencia en oratoria y persuasión. Su forma de convencer a las personas para obtener lo que quería era inminente. Y yo, afrontémoslo, era una presa fácil. Triste, solitaria y necesitada de afecto y contención. El lobo había conocido a su cordero.


No puedo decir qué me gustaba más de él: si su forma de hablar o de escribir o el misterio que lo rodeó toda la vida. O quizás, la manera en que me trataba, nunca me habían tratado así: con tanto miedo a que me rompa, con tanta delicadeza, tanta dedicación. Sus frases aún dan vueltas en mi cabeza, en mi memoria: “tus ganas de verme son correspondidas. Yo también tengo ganas de verte pero tenés que aprender a controlar tus emociones/deseos. Es fundamental para tu vida. Tenlo en cuenta”.

Para cada frase mía él tenía una respuesta perfecta, hecha a medida.

“No nos vamos a ver como algo más por ahora, pero no desesperes por eso. No es bueno que creemos una dependencia el uno del otro tan fuerte. Es bárbaro poder estar bien, pero no tiene que ser condición única para estar bien, ¿se entiende?”.

“Bonita de mi corazón, no tengas miedo. El miedo te hace dudar, perder oportunidades: no te deja vivir ni sentir. No temas, aprovecha cada momento como si fuese el último. Cuando lo logres, no vas a sentir más miedo. No más”.

“Hoy somos amigos, hermanos, ¿mañana qué? Seremos amigos, amantes, marido y mujer o nada. Pero amigos podemos ser siempre. Depende, una vez más, de nosotros. cielito, te digo las cosas claras sin mentiras, nunca te mentiría”.

“No te apures a buscar una relación estable. Las cosas se van dando en la medida que nosotros lo permitimos y en el momento que tenga que darse se va a dar. No busques, no fuerces momentos ni decisiones.”

Dicen que el primer amor nunca se olvida. Y es mentira, porque de Spencer me olvidé. Pero de Alessandro…

Nuevo libro "The magic day/un día mágico"


Uff… que difícil empezar a escribir. Bueno, tendría que presentarme.


Antes de decirles mi nombre les voy a decir quién soy. O quién no soy mejor: no soy normal. No soy una mujer a quien las cosas le fueron difíciles en la vida, nunca me tocó sufrir problemas de dinero, ni problemas de divorcios de padres, ni problemas escolares, digamos que siempre tuve una vida lo suficientemente calma como para aburrirme hasta límites insospechados.

Lo cual no quiere decir que no tenga una vida perfecta: muy por el contrario: creo que tanto aburrimiento y tanto “no pasa nada” me llevaron a angustiarme por la nada misma.

El tema es que en vez de salir en las noches o ver televisión yo leo libros. De fantasía y no tanto. Recuerdo de pequeña tomar los libros que mis padres dejaban olvidados encima de mesas o arriba de la televisión. Pero por sobre todas las cosas: tenía y tengo una gran imaginación.

Literalmente y no estoy exagerando, no hay día que no salga con una mariguanada. Lo que más me afectó en mi vida es que por más que no quisiera, en cualquier relación, ya sea de amor o una simple amistad, siempre salía lastimada o decepcionada. Siempre fui demasiado buena, creo que ese fue mi problema. Pero eso no me hacía dejar de creer en el amor ni en la magia de un buen amigo.
Lo que decían de mí me afectaba absolutamente demasiado y seamos sinceros, los comentarios de las personas pueden ser muy destructivos. Tal vez debería enfocarme más en las cosas positivas que estas personas me dieron pero así es el ser humano: subjetivo y con memoria selectiva; casi siempre a lo negativo.

Y siguiendo con mis traumas, mis padres. No es que nunca me hayan apoyado, nada que ver. Siempre estuvieron dispuestos a ayudarme y cumplirme los caprichos. El tema es que mis padres tiraban muy alto. Me decían qué tenía que hacer y qué no. Se empezaron a preocupar por mi aspecto físico pero jamás se preocuparon porque yo no tenía amigas o porque leía demasiado o porque no recibía llamadas telefónicas ni quería festejar mis cumpleaños. Esas cosas parecían no interesarles y se escudaban bajo la oración: “es que es una nena especial”.

Especial. Eso fui siempre, o al menos eso escuchaba que se hablaba de mí. Eso me hicieron creer, o eso querían que yo escuchara, o eso querían que los demás escucharan. Especial. Entonces me hacían tomar clases de piano.

Mis habilidades eran muchísimas: danzas, bailes de todos tipos, futbol, piano, natación, inglés. A los cuatro años empecé a estudiar inglés y poco más tarde a nadar en un club. Era excelente en inglés y mucho más buena en natación. Pronto empecé a competir en torneos y gané casi todas las competencias.

Sí, tengo miedo al fracaso. Por eso odio los exámenes y odio que mucha gente lea este libro y pueda criticarme. Pero con el tiempo y con los retos de mi vida me di cuenta de que lo que piensa la gente no me interesa, o que al menos puedo fingir que no me interesa y puedo hacer que la gente crea que soy autosuficiente. Lo cierto es que me interesa por demás de la línea de lo normal o esperado. Sí, claro. Siempre excediendo esa línea. Esa soy yo, la que excede los límites de lo normal. Pocas veces para bien.

Finales alternativos.

Hoy aprendo a descubrirme, a saber quién soy. Siempre seré absurda, siempre contradictoria: la hija divertida pero problemática de mis padres, la hermana canchera, la novia obsesiva, la mujer superficial, la amiga incondicional, la amante traidora, la virgen santísima, la puta reventada, la concertista de piano, la aprendiz de guitarra, la flaca anoréxica, la gorda obesa. Juego con mis papeles: me analizo con un psicólogo que siento más como un amigo, veo películas incansablemente, me siento sola en el cine.
Juego a sentirme alegre con mis primos, a tener dolor de panza de tanto reírme, a sentirme diva, gorda, triste, miserable, usada, enérgica. A sentirme útil escribiendo, a sentirme inútil cuando me releo, a reírme cuando me decís que te gusta que llore, a maldecirme porque sé que estás enfermo, a odiarme porque me encanta que lo estés. A amarte cuando no te soporto, a odiarte cuando te pareces a mí, a amarme cuando me parezco a ti, a que me cueste respirar cuando te escucho. Me voy. A eso: a sentir. ¿Quién soy? soy yo. ¿Cómo soy? Verás ¡soy tantas cosas!

FINAL UNO:
Finalmente puedo desprenderme de aquel amor obsesivo, puedo ser yo, con mis metas, con mis principios y con mis ganas de ser. Nunca había tenido ganas de ser, todo siempre lo circundó.
Hoy soy libre y me enamora otro hombre. No puedo negar las 340 similitudes que a veces me confunden. Muchas otras el miedo me atraviesa como una hoja de sacapuntas, pero él no está maldito ni es insensible: no hace más que apoyarme. Aún recuerdo con nostalgia a Alessandro y me pregunto qué será de su vida. Me lo pregunto retóricamente, en realidad no quiero saberlo.


FINAL DOS:
Soy útil, fiel, inútil, inteligente, puta, alegre, obsesiva, virgen, hermana, hija, prima, novia, amante, amiga, compañera, confidente, traidora y leal entre otras cosas. Ese es mi modo operativo, así soy: absurda. Me entiendo en mi desorden, en mi incoherencia. Soy todo, depende del día.

Soy absurda. Soy lo que el mundo quiere que sea. Entiendo mis necesidades y que Alessandro me circunda. Entiendo que mi necesidad es él. Que sin dolor no existo, que me consume la melancolía. Que lo único peor que sentir dolor es no sentir absolutamente nada. No soy más que un ser que vive por casualidad. Quiero existir, quiero sentir. Escucho una bocina, es él. Hace horas que lo espero.


FINAL TRES:
Soy útil, fiel, inútil, inteligente, puta, alegre, obsesiva, virgen, hermana, hija, prima, novia, amante, amiga, compañera, confidente, traidora y leal entre otras cosas. Ese es mi modo operativo, así soy: absurda. Me entiendo en mi desorden, en mi incoherencia. Soy todo, depende del día.

Soy absurda. Soy lo que el mundo quiere que sea. Entiendo mis necesidades y que Assejandro me circunda. Entiendo que mi necesidad es él. Que sin dolor no existo, que me consume la melancolía. Absurda porque viví límites desesperados: me tocó un amor obsesivo, perjudicial. Me tocó tocar la muerte tan de cerca hasta perderle el respeto. No me asustó morir: me aterrorizó seguir despierta. Me pregunté cuántos años más iba a vivir, no por miedo a desparecer sino hasta con necesidad de ello. ¿Qué es normal? Amarte tanto y sin explicaciones, sin silencios.

Con esta tristeza profunda e interminable. Eterna, siempre viva. Una melancolía inmortal hasta en los momentos de júbilo. Tristeza que no me abandona, que me ahorca, que me ahoga y aún así no me mata. Quererte tanto hasta volverme loca, perder identidad para cumplir tus deseos, llenarme de tus peticiones y deseando profundamente que el sentimiento desaparezca. Mirándome inexistente cuando por fin la melancolía se va. Rogando que vuelva la tristeza: quiero por lo menos sentir algo. Y algo incluye dolor. Peor que sentirse mal es no sentirse. Y ya no siento.

lunes, 2 de noviembre de 2009


Me pregunté cuánto tiempo más podría durar esto, Quizás algún día, dentro de algunos años, si el dolor disminuía hasta el punto de ser soportable, me sentiría capaz de volver la vista atrás hacia esos pocos meses que siempre consideraría los mejores de mi vida. Y ese día estaba segura de que me sentiría agradecida por todo aquel tiempo que me había dado, más de lo que yo había pedido y más de lo que merecía.


Pero ¿y que ocurriría si ese agujero no llegaba a cerrarse nunca? ¿Y si las heridas en carne viva jamás se curaban? ¿Y si el daño era permanente, irreversible? Me rodeé el cuerpo con los brazos y apreté con fuerza. ¡Como había sido capaz de hacerme esto! Podía haberme pedido que borrara las fotos y haberse llevado sus falsas promesas, pero aun asi nunca podría devolver las cosas al mismo lugar donde habían estado antes de que le conociera.


La evidencia física era la parte más significativa de la ecuación. Yo había cambiado, mi interior se había alterado hasta el punto de ser irreconocible. Aquellas fueron promesas que él no pudo mantener, unas promesas que se rompieron tan pronto como las hizo.

Paris


Carecía de sentido pero Julieta seguía en mi mente cuando fui despertando poco a poco. En vez de moverme, pensé en Julieta un poco más. Me pregunté que habría hecho si Romeo la hubiera dejado, no a causa del destierro sino por desinterés. ¿Qué habría ocurrido si Rosalía le hubiera dado un día de tiempo y el hubiera cambiado de opinión? ¿Y qué habría pasado si, en vez de casarse con Julieta, simplemente hubiera desaparecido?


Me parecía saber cómo se habría sentido Julieta. Ella no habría vuelto a su vida anterior. Yo estaba convencida de que nunca se habría ido a otro lugar. Incluso si hubiera llegado a vivir hasta ser una anciana de pelo gris, cada vez que hubiera cerrado los ojos, habría visto el rostro de Romeo. Y ella lo habría aceptado finalmente.


¿Y qué pasaría si se supiera más de Paris? Si él era amigo de Julieta, tal vez su mejor amigo ¿Qué habría ocurrido si él fuera la única persona en la que pudiera confiar la devastación causada por Romeo, la única persona que la comprendiera y la hiciera sentirse otra vez medio humana? ¿Y si él era paciente y amable, cuidaba de ella?


¿Qué pasaría si Julieta supiera que no podría sobrevivir sin él? ¿Qué pasaría si el realmente la amara y deseara que ella fuera feliz? ¿Y qué pasaría si ella quisiera a Paris? No como a Romeo claro, ya que no había nada similar pero si lo bastante como para que ella deseara que el también fuera feliz.


Si Romeo se hubiera ido realmente para no volver, ¿Qué importaba si Julieta aceptaba o no la oferta de Paris? Quizás ella hubiera intentado conformarse con los restos que le quedaban de su vida anterior. Tal vez eso fuera lo más cerca que pudiera llegar a estar de la felicidad.


Tendría que comprometerme, entregar todo lo qe quedaba de mi, cada pedazo roto. Era la unica manera de ser justa con él. ¿Lo haría, podría hacerlo? ¿De verdad estaba tan mal que intentara hacerlo feliz? Incluso si el amor que sentía por el no fuera más que un eco débil del que era capaz de sentir, aunque mi corazón se encontrara lejos y ausente, malherido por mi voluble Romeo, ¿Tan malo era?

Una disculpa menos/ La verdad


Sentada en el sofá, esperaba una vez más si se resignaba a llamar. Me puse a meditar las veces en que pedí perdón, me humillé hasta el cansancio, que reconocí mis errores. Pero por el otro lado no recibía nada a cambio, solo el desprecio y la indiferencia de la otra persona, aunque no fuera mi culpa, yo pedía perdón. Una y otra vez, siempre caía, ese era mi mayor vicio. Pensé también en todas las veces que me rompieron el corazón, que me ilusionaron, que creí ciegamente en esa persona que estaba parada frente a mi, que me pintaba un mundo de colores y sonidos diferentes e inigualables a los que yo había conocido.


Caía como siempre en ese círculo vicioso de la fé y la desilución. Pero eso no me quitaba la fé en el amor y la amistad eternas. Sabía que aunque haya 100 personas que me defrauden, habrá una que tratará de enmendar todo el daño y me querrá así como soy, ingenua y moldeable.


Esperaba que fuera verdad lo que creía y lo que esperaba, mientras seguía esperando una mayor razón para no seguir estudiando y continuar con este repaso de mi vida. Me levanté del sofá y caminé hacia la cocina a prepararme un café, pues el día lluvioso y de clima frío clamaba por una estancia en casa viendo películas de amor, cuando escuché que sonaba el teléfono.

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-Que esque no lo entiendes?- Le dije desesperada.


-No entiendo que, de que me hablas?


-De todo lo complejo y lo extraño que siento por ti. De todo lo humano e irracional que pasa dentro de mi.- Tenía miedo de continuar, pero mi cerebro no paraba de mandar todas las confesiones, la desesperación, la verdad.


El continuó en un silencio absoluto, así que yo seguí hablando.


-Quiero contarte la verdad, porque al escuchar tu voz me devuelves la vida y mis labios sólo anhelan besar los tuyos, mis brazos luchan por esas ansias de abrazarte y me domina el deseo de correr a ti y llegar hasta donde te encuentres. Sé que no hay lugar más bello que tus brazos, aún en esas noches que me miras tan callado, aunque nada digas.Siento que te amo, no le temo a los encuentros, sin miedo te digo lo que siento, a veces lloro sin razón, queriendo encontrar en tus besos consuelo, porque ya no sé vivir sin ti, porque no soy yo cuando tú no estás.


Me haces sentir única, importante, cuando estoy contigo no pasa el tiempo, ya no vivo en mi mundo, sino en el tuyo, no pienso en la distancia, no pienso en el tiempo. Me doy cuenta que no hay nada más maravilloso que estar a tu lado y despertar queriendo estar contigo, cuando pienso en tus ojos mi piel se eriza, cuando estoy cerca tuyo mi corazón late con fuerza, quiero estar en todos los lugares donde tú estás y en cada estrella depositar un beso para ti. Sólo basta una palabra tuya, una sola, para hacer de éste día el mejor de todos.


Pero el seguía en silencio, sin pronunciar una sola palabra.

POEMÚSICA


El lunes por la mañana, ante la clase silenciosa del señor Keating, Knox Overstreet fue el primero en leer el poema que había compuesto.


Para Chris: Dulzura de sus ojos de zafiro reflejos de su cabello de oro mi corazón sucumbe a su imperio feliz de saber que ella... que ella respira.


Knox bajó su hoja de papel. —Lo siento, mi Capitán —dijo, volviéndose lastimosamente a su pupitre—. Resulta verdaderamente idiota.


—No, es perfecto, al contrario, Knox. Lo que Knox acaba de poner de manifiesto —siguió Keating dirigiéndose a toda la clase—, es de una importancia capital: en poesía, como en cualquier empresa, consagren todo su ardor a las cosas esenciales de la vida; al amor, la belleza, la verdad, la justicia.


Caminaba entre ellos a largas zancadas, volviendo la cabeza a una y otra fila, con las piernas ligeramente separadas como las patas de un compás que estuviese tomándole la medida al aula.


—Y no limiten la poesía sólo al lenguaje. La poesía está presente en la música, en la fotografía, incluso en el arte culinario; dondequiera que se trata de penetrar la opacidad de las cosas para hacer que brote su esencia ante nuestros ojos. Dondequiera que algo esté en juego, ahí se produce la revelación del mundo. La poesía puede estar oculta en los objetos o las acciones más cotidianas, pero nunca, nunca debe ser común.


Escriban un poema sobre el color del cielo, sobre la sonrisa de una muchacha si les apetece, pero que se sienta en sus versos el día de la Creación, el Juicio Final y la eternidad. Todo me parece bien, por poco que ese poema nos dé alegría, por poco que levante un poco el velo que hay sobre el mundo y nos dé un estremecimiento de inmortalidad.

Arjona/Sentido de la vida.

Si, te divertía verme y te gustaban mis besos, y me veías como la perfecta compañera de tertulias, si era tu amiga con derecho, mientras te durara la parranda Yo pensando en futuro, tú en la rumba de esa noche, si me querías un poquito dímelo aunque sea en mail, si a lo mejor te parecía divertida, pero en mi no piensas nunca no te enamoraste de mí, así como yo de ti, no te enamoraste de mí, te enamoraste de ti cuando estás conmigo, de las locuras que hacíamos, de los besos furtivos, de mi risa y tus chistes, de la fiesta y el vino, de las caricias que morían justo al haber nacido Quien ganará la batalla de este amor desperdiciado, tu creyendo que me querías, yo queriéndote creer, si, yo te quería aunque te callaras, y tu te callabas y yo te quería Si le bajaba el volumen a ese ritmo que tocabamos, me temía que el derrumbe podía hacerse aparecer, y lo que antes era pregunta, hoy es una afirmación, no te enamoraste de mí, sino de ti cuando estás conmigo.

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¿Por qué nos preocupamos tanto por los test de inteligencia y por las universidades cuando no dispondremos de un mundo que albergue a nuestros descendientes?¿Por qué la gente se obsesiona tanto por vivir muchos años? ¿Para qué conseguir unos pocos años más de vida? ¿Para pasarlos infelizmente en un geriátrico? ¿De qué sirve preocuparse por el nivel de colesterol, las dietas ricas en fibra, el control de las grasas, los ejercicios aeróbicos, etc.?

¿No tendría más sentido disfrutar del presente, realizarnos cada día, amar y ser amados, y no preocupamos tanto de la salud física en ese futuro incierto? ¿Y si no hay futuro? ¿Y si la muerte es una liberación y un estado de felicidad?

Con esto no quiero decir que nos olvidemos de nuestro cuerpo y que fumemos y bebamos en exceso ni tampoco que abusemos de ciertas sustancias o nos volvamos obesos. Esto nos causaría dolor, aflicción e incapacidad física. Simplemente dejemos de preocuparnos tanto por el futuro. Tratemos de ser felices ahora.La paradoja es que, adoptando esta actitud y sintiéndonos dichosos en el presente, es probable que vivamos más años.Tu y tu alma son como el coche y el conductor. Recordemos siempre que somos el conductor y no el coche. No debemos identificarnos con el vehículo. Este empeño actual en prolongar nuestra vida, en vivir hasta los cien años, en prolongar una relación que ya no sirve y que solo te lastima, es una locura.

Sería como conservar nuestro viejo Ford después de haber recorrido con él más de trescientos mil kilómetros. La carrocería está oxidada, el circuito de transmisión se ha reparado cinco veces, el motor se está cayendo a trozos, y aun así nos resistimos a cambiarlo. Entretanto, hay un Corvette de agencia esperándonos a la vuelta de la esquina. Sólo hemos de bajar tranquilamente del Ford y subirnos al hermoso Corvette. El conductor, el alma, nunca cambia. Sólo cambiamos de coche.Y, por cierto, creo que a ti te está esperando un Ferrari en la calle en este preciso momento

viernes, 18 de septiembre de 2009

Lazos eternos.


Siempre había tenido la sensación de que mi vida, tal como la viví era una historia sin principio ni final. Me sentía como un fragmento histórico, un pasaje aislado, al que no precede ni sigue ningún texto. Podía imaginarme perfectamente que tal vez había vivido en siglos anteriores y me había hecho preguntas que todavía no era capaz de responder; que tenía que volver a nacer porque no había cumplido la tarea que se me había asignado.


Porque hay alguien especial para cada uno de nosotros. A menudo, nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres. Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares, del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros. Proceden del otro lado, del cielo.


Su aspecto es diferente, pero nuestro corazón los reconoce, porque los ha amado en los desiertos de Egipto iluminados por la luna y en las antiguas llanuras de Mongolia. Con ellos hemos cabalgado en remotos ejércitos de guerreros y convivido en las cuevas cubiertas de arena de la Antigüedad. Estamos unidos a ellos por los vínculos de la eternidad y nunca nos abandonarán. Es posible que nuestra mente diga: “Yo no te conozco.” Pero el corazón sí le conoce.


Él o ella nos toman de la mano por primera vez y el recuerdo de ese contacto trasciende el tiempo y sacude cada uno de los átomos de nuestro ser. Nos miran a los ojos y vemos a una alma gemela a través de los siglos. El corazón nos da un vuelco, se nos pone la piel de gallina. En ese momento todo lo demás pierde importancia.Puede que no nos reconozcan a pesar de que finalmente nos hayamos encontrado otra vez, aunque nosotros sí sepamos quiénes son.


Sentimos el vínculo que nos une. También intuimos las posibilidades, el futuro. En cambio, él o ella no lo ve. Sus temores, su intelecto y sus problemas forman un velo que cubre los ojos de su corazón, y no nos permite que se lo retiremos. Sufrimos y nos lamentamos mientras el individuo en cuestión sigue su camino. Tal es la fragilidad del destino.La pasión que surge del mutuo reconocimiento supera la intensidad de cualquier erupción volcánica, y se libera una tremenda energía. Podemos reconocer a nuestra alma gemela de un modo inmediato.


Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, sentimos que ya conocemos profundamente a esta persona, a un nivel que rebasa los límites de la conciencia, con una profundidad que normalmente está reservada para los miembros más íntimos de la familia. O incluso más profundamente. De una forma intuitiva, sabemos qué decir y cuál será su reacción. Sentimos una seguridad y una confianza enormes, que no se adquieren en días, semanas o meses.Pero el reconocimiento se da casi siempre de un modo lento y sutil. La conciencia se ilumina a medida que el velo se va descorriendo.


No todo el mundo está preparado para percatarse al instante. Hay que esperar el momento adecuado, y la persona que se da cuenta primero tiene que ser paciente.Gracias a una mirada, un sueño, un recuerdo o un sentimiento podemos llegar a reconocer a un alma gemela. Sus manos nos rozan o sus labios nos besan, y nuestra alma recobra vida súbitamente.El contacto que nos despierta tal vez sea el de un hijo, hermano, pariente o amigo íntimo. O puede tratarse de nuestro ser amado que, a través de los siglos, llega a nosotros y nos besa de nuevo para recordarnos que permaneceremos siempre juntos, hasta la eternidad.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Capitulo Finale/continuación.








¿Que le pasaba a un corazón cuando estaba atrapado por sus emociones y todas las palabras de las que hablaba me ataban a la vida que dejaba atrás? Tal vez me harían sentirme mejor, tal vez peor, no lo sabía.


Podría ver que este corazón roto se estaba sangrando, pero solo así se verían mis sentimientos en realidad desde lo más profundo, solo escribiendo olvidaría el dolor, dejaría de sentirme sin fuerzas. Para ver si podía hacer mis pensamientos en suyos, para que se diera cuenta de que tal vez la vida no sería perfecta, que tal vez no sería justo lo que te devolviera.


Entonces me decidí que no importaba lo que los demás pensaran ni lo que opinaran de mí, de lo que escribía. Que lo que de verdad importaba era lo que yo creía y sentía desde lo más profundo de mí ser, lo que quería expresar al mundo.


Con un mundo lleno de expectativas y una caja de sueños en las manos, empecé mi nueva aventura por esta vida, pero esta vez sin miedo de caer, con la certeza de que cada día vendría algo nuevo, y eso era algo que valdría la pena esperar.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Las reglas del amor/ El final.


Sabes para que sirven las reglas del amor?


Para no lanzarse o clavarse mucho en una historia. Porque enamorarse le da miedo a todos, entonces es más fácil esconderse detrás de la fantasía. El príncipe azul no existe. Amar es otra cosa: es aceptar a una persona con sus defectos y sus errores y aun así amarlo con mayor intensidad. Trata de entenderlo.


Nadie hace caso del agua que va después de la lluvia, de cuando vuelve el Sol. Poco importa si sobre esa agua hay lágrimas después de haber llorado por amor, por dolor.El agua se evapora, vuelve al aire y a nuestros pulmones, respirando el viento que sentimos en la cara y las lágrimas vuelven a entrar en nosotros, como las cosas que hemos perdido, pero nada se pierde en realidad.Cada segundo que pasa, cada luna que surge no hacen más que decirnos: ¡Vive! Vive y ama lo que tu eres, como tu seas, por lo que seas.


Mira en lo alto hacia el cielo, cierra los ojos y no te canses de soñar. La vida es muy corta para no ser felices. La vida es demasiado corta como para no amar intensamente. La vida es demasiado corta para no soñar. Nunca pierdas la ilusión.

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Lejos, mucho más lejos, sobre el sofá de una casa elegante, dos personas juntas se abrazaban.


-‘Te amo, te prometo amarte hasta mi final´ le dijo ella con voz enamorada.

El no supo que contestarle aún, con su torrente de recuerdos encima de él.

-‘Si.’ Después le dijo lo que él ahora creía, lo que significaba su nueva y unica verdad. ‘Yo no amo a nadie más que a ti, te amo.’


Y en ese momento un sentimiento de tristeza le toca igualmente el corazón. Un cruel destino radiofónico cae sobre el, casi golpeándolo. Nuestra canción, cruel karma en su cabeza y sin predecirlo comienza a llorar.


-‘Porque lloras?’ Le dijo ella preocupada

-‘No lo se.’ le contestó con voz ahogada.No consiguió ninguna respuesta. Quizás porque no existía.

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Sentada en la mesa con mi hermana a media noche comenzé a pensar, en todo y en nada a la vez, pero de una cosa estaba segura. Nadie podrá amarlo como lo amaba yo, no podrán adorarlo de ese modo, no sabrán darse cuenta de todos sus dulces movimientos, de esos pequeños de su cara. Es como si solo a mi me hubiesen concedido ver, conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.Ninguna mujer nunca podrá ver eso que he visto yo.


Ella mucho menos que todas. Ella tan real, cruda, sumisa, inútil, material. La imaginaba así, incapaz de amarlo, deseoso solo de su cuerpo, incapaz de verlo verdaderamente, de entenderlo, de respetarlo. Ella no se divertirá con esos dulces caprichos. Ella no amará también sus manos, sus uñas comidas, sus pies ligeramente rellenos, esas pequeñas cosas escondidas, no podrá tanto. Quizás si lo verá, que terrible sufrimiento, pero no será capaz de amarlo. No de esa forma. La tristeza se apoderaba de mis ojos. Mi hermana me mira preocupada.


-‘Da asco verdad? Si no quieres mas, déjala. Hay mas comida.’ Alzé la cara hacia mi hermana y muevo la cabeza tratando de sonreír.


-‘No sis, esta buena, en serio.’

-‘Quieres hablar?’

-‘No, es una fea historia.’

-‘Peor que la mía?’ Yo asentí. Una mirada fraternal en el verdadero sentido de la palabra, aunque no sea la primera vez.


-‘Vamos a dar un paseo en el carro, te parece´ le dije a mi hermanita

-‘Claro, porque no'.


Y salimos a la noche calurosa y sofocante de verano.En mi auto corría veloz por las calles de la ciudad, atravesaba cruces, superaba semáforos amarillos, silenciosa, ágil. El viento acariciaba mi cabello. Algunas personas se estacionaban rápido en segunda fila frente a una iglesia. Iban a misa.


Por un momento me dieron ganas de entrar, de pedir algo, de rezar. Pero después me pregunté que le podría pedir a Dios en estos momentos si lo unico que quería era aquello que era irrealizable? Nada. Dios es feliz. El tenía a las estrellas. Miré a lo alto, al cielo. Nítidas, por millones parecen inmóviles brillando.


De repente ese café oscuro de sus ojos me parecía lejano como nunca, inalcanzable. Entonces aceleré, mientras el viento me lastima la cara, mientras mis ojos comienzaban lentos a lagrimar y no solo por el frío. Sentí a mi hermana tensarse a un lado de mi.


-‘Anda sis no corras. Tengo miedo!’ Me dijo.


Yo también tengo miedo hermana. Tengo miedo de los días que vendrán, de no poder resistir, de eso que no tengo más, de eso que ahora es del viento. Bajé un poco la velocidad. Por un momento me pareció escuchar SU risa. Esa risa fuerte y alegre. Su cara, su voz hermosa.


-‘Verdad que nos divertimos siempre, no?’ me decía y mas risas y mas bromas, siempre juntos, siempre alegres con las ganas de vivir, de caerse a dolores de estómago por la risa, con un sandwich en la playa a la mitad y muchos sueños. Entonces aceleré de nuevo.


Era hora de regresar a casa. Era hora de comenzar de nuevo, lentamente, sin dañar el motor. Sin muchos pensamientos. Solo con una pregunta: ¿Regresaría alguna vez arriba, en ese lugar tan difícil de alcanzar, ahí, donde todo parece bello? Y en ese mismo instante cuando me lo pregunté, ya sabía la respuesta.

La verdad no se su nombre, pero es sexy como cantante de banda de rock y sueño con él casi todas las noches desde que lo conocí, mi vida no es la misma sin esos maravillosos ojos negros. Quisiera saber cual es su canción favorita para cantarla, esta misma noche podríamos estar juntos y platicar, solo quisiera una oportunidad para demostrarle que puedo ser la persona de su vida. Quería que me salvara en ese momento, y cuando quiera nos podríamos ir muy lejos, podría estar cerca de él todo el caminode la vida, el mundo era un lugar perfecto para ser libres. No se su nombre, en Italia lo llamarían signorino, tiene una buena vibra natural, voy a buscar alguna señal para que piense en mí también.


Y que algún día me bese, ese era uno de mis sueños. Tal vez ese momento podría perderse en un segundo, o tal vez duraría por siempre, podría decirle que nunca había conocido un hombre como él, pero no, tal vez se asustaría. Lo tenía siempre en mi cabeza, ya no sabía que hacer, y era extraño porque apenas lo conocía, aunque pensándolo bien, no lo conocía en sí. Debía tener cuidado porque con su mirada, si es que me miraba, me dejaba ciega.De camino a mi casa con la lluvia en mi ventana iba viendo los carros pasar, cuando veo una figura que tenía bien memorizada (y como no, si casi ya me lo aprendía). Iba camimando hacia su casa.


Lo bueno era que estaba sentada porque me sentí un poco mareada cuando lo vi caminar cerca de mi automóvil.Estaba desesperada por saber algo de él, que le gustaba, cuales eran sus sueños, sus aspiraciones. Su signo? Aries libra, demonios, ni siquiera sé su signo, géminis escorpión, tal vez sería compatible con el mío? No lo sabía, debía buscar en las revistas para leer el horóscopo, era mi única esperanza. Pero la siguiente vez al escuchar una conversación, debería concentrarme en eso, su nombre.

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Quiería platicarle, tal vez quería sofocarle, recordarle que habia sido yo quien siempre lo escuchaba, esa que siempre consolaba, esa a quien llamaba cada noche si lloraba, esa que ya un poco odiaba o que le daba miedo ahora. Que si no lo recordaba siempre estuve a su lado, incluso esa noche cuando, se sentía raro, le soportaba todo, pero ahora que no me devolvía nada, porque ya según él tenía todo lo que esperaba


Corría el tiempo y llevaba mi vida a su lado & si por mis lágrimas le hablaba, era porque cada rechazo recibido me dolía en lo más profundo. Sabía que había poco tiempo para decidir, era demasiado pronto para sonreír, seguramente el momento llegará, ya habían pasado lentamente veinte días, intentando añorar lo que decía.


Ya había terminado nuestra amistad hacía dos meses y mi inconciencia enterrada quedaba sola, en 4/4 yo quería contarle aunque rendida y no contenta, toda esa magia que había estropeado, lo había visto caminar por encima del suelo y aun constantemente estando a su lado, llegue a sentirme tan tremendamente sola. Cada sombra de mis besos los escondía escondía, así pasaron fatigados nuestros días y por cuanto no soportara más su olor, dolía mucho dedicarle mi dolor.


Le era deudora de emociones y cada sueño siempre nacía, siempre moría, tal vez ya lo sabia, si pero era distinto, vivirlo en su piel como paso conmigo, la lluvia me hacía recordarlo y pensar que de corazón yo todavía lo digo, aunque desde hace más de dos semanas no era más mi "amigo".

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Quería preguntarle mil cosas pero no sabía cuando sería el momento adecuado. Porque cada vez que platicábamos se me pasaba el tiempo volando. Tenía la esperanza de que algun día surgiría la oportunidad. Y ya sabía que esto no era normal, porque cada vez que pensaba en él, el cielo cambiaba de color y todo era más claro y feliz.


Pero la duda me invadía y me llenaba de incertidumbre. Quería saber que sentiría si lo abrazara, esperaba en mi corazón que no me dejara ir, que si lo besaba, ojalá recordara ese momento, que si tocaba tu mano, tomara la mía con amor, que si necesitaba un hombro, me dejara llorar en el suyo, que si necesitaba hablar, me escuchara de verdad, que si necesitaba gritar, lo hiciera conmigo, que si en algun momento necesitaba irme, esperaba que viniera conmigo.


Pero la más importante y creía que la que más me daba miedo de todas: Si caía y me enamoraba de él, me atraparía o simplemente me dejaría caer?

Un dia normal♥


Ése día me desperté pensando en él, nada extraordinario pues siempre habitaba en mi pensamiento. Era uno de tantos días tan maravillosos desde su llegada pues el era mi luz, mi sol, aquel motivo por el cual me levantaba cada mañana siempre pensando que será un gran día, pues imaginaba su hermoso rostro y esos lindos ojos que cada vez que me miraban, me hablaban del inmenso amor que sentía por mí. No necesitaba que me dijera que me amaba, pues sus ojos y su corazón me lo demostraban todo el tiempo.Nunca imaginé que el sonido del amor fuera tan dulce, hasta que escuché mi nombre en sus labios.


Nunca pensé poder ver mis sueños hechos realidad hasta que lo miré verdaderamente a los ojos. Nunca supe bien lo que podría sentir, hasta que estuve en sus brazos. Era realmente maravilloso haberme enamorado de alguien como él. Sentía mucha alegría cuando estaba junto a mí, cuando lo veía, incluso cuando lo soñaba. Y si en algún momento sentía miedo, sólo pensaba en él y en lo feliz que era cuando estábamos juntos. Al fin salía de la oscuridad y llegaba a la luz, dejé el llanto y la tristeza de mi alma, y ahora confiaba plenamente en él.Si me preguntaban que si era feliz, respondería que si, era muy feliz, porque los dos vivíamos por ese amor tan bonito. Su mano enlazada a la mía, el cielo que nos es por techo y nuestro amor que era nuestro propio refugio, aunque afuera estuviera lloviendo.


Mi nombre estaba grabado muy adentro de su pecho, donde nadie le haría daño, ni contaminaría ese hermoso sentimiento.Con él aprendía y conocía intensos sentimientos, me enseñaba a amar con entrega total. Tenía bien presente el nunca dejarlo ir, por que esperaba ser la mujer que lo hiciera feliz. Sólo quería estar donde él estaba, para amarlo como nunca lo podría imaginar, quería que supiera lo que había descubierto, que no lo amaba en pasado, no lo amaba en presente, ni lo amaba en futuro, era un amor sin tiempo. Tampoco tenía distancias, era simplemente amor puro, cargado de ilusiones, lleno de promesas que no deberían cumplirse porque ya se habían cumplido todas al conocerlo.


Amarlo en realidad era un premio. Desconocía si lo merecía, al menos luchaba por merecerlo, pero era un premio, un regalo que cualquier persona debería recibir, y estaba agradecida eternamente de poseerlo yo. Mi gran sueño era que estuviera siempre conmigo en cada instante, en cada minuto, en cada segundo de mi vida. Imaginaba su rostro dibujado en la luna, en las estrellas y las nubes, acompañándome en cada deseo, encontrándome en su mirada. Había llenado de manera instantánea la magia de suspirar por la belleza temprana, de divertirme con cada cosa que hiciera durante el día, de descansar con una nueva propuesta disfrutando cada paso que juntos dábamos. Cada latido de mi corazón, cada respiración, cada mirada al cielo, cada vez que cerraba los ojos pensaba en nuestros momentos juntos.


Quería pasar ahora un día entero junto a él, estar junto a la orilla del mar con la persona que más amaba en este mundo, quería regalarle mi universo.Mi corazón latía mencionando su nombre a cada instante y pidiéndole que para siempre permaneciera junto a mí, que se quedara un momento conmigo, decirte todo lo que sentía, expresarle un te amo, tan solo que me llenara de fe, por eso mismo a cambio lo cuidaría, lo esperaría… lo amaría.

jueves, 13 de agosto de 2009

Introducción y un borrador de un capítulo

Hola esta es una introducción del siguiente libro ojalá y me ayuden a ponerle nombre. El otro ya esta terminado y está en planes de hacerse algo más con el.

No se ni como comenzar a recordar todas estas memorias. Este verano vino y me tomó por sorpresa, con el encuentro de un amor y con el brillante Sol en mis ojos. No diré que no fue de los mejores veranos de mi vida pero no estaba en el numero uno de la lista, por razones obvias. Sin ningun aviso y tan rápido como llegó se fue, llevándose con él muchas risas, llantos, enojos, desilusiones pero sobre todas las cosas, así como vino él con sus promesas y con su "amor", se fue de la misma manera, sin ninguna explicación. Solo esperando que lo resolviera por mi misma. Nunca pensé que existiría una razón para que hiciera eso, pero tampoco me ilusioné con la idea de un para siempre.

Pero eso no es excusa para no contarles lo que pasó en ese tiempo. Es increíble pensar que todas las cosas pasaron en menos de 5 meses, pero cada día fue tan intenso como el que seguía porque lo estaba viviendo asi. El verano que cumplí 18 años se convirtió en el verano que no olvidaré nunca, entre la graduación, mi cumpleaños en Mayo, fiestas, la playa y muchos lugares más se desarrolló esta historia, mi vida. Pero el amor rompe cualquier inconveniente y le importa poco lo que digan los demás. Simplemente el amor es el amor y se tiene que vivir con sus reglas.

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Sentía que lo perdía y eso me dolía. Pero después de un tiempo me cansé de sus mentiras, de sus llamadas que nunca llegaban, de sus excusas para venir a verme, para salir. Si lo amaba demasiado, pero me amaba más a mi misma y no me permitiría sufrir por alguien que no me amaba más. Pero como hacerlo sin que en el proceso me doliera tanto, ¿Cómo poder dejar ir al que yo creía el amor de mi vida, la verdadera razón de mi existencia?

Toda mi vida había sido todo lo que un padre deseaba de su hija, la niña perfecta la que nunca hacía nada fuera de lo establecido, la que nunca perdía los estribos, esa que yo le mostré a él cuando lo conocí. La que siempre lo esperaba, que nunca se quejaba de nada. Si, era la verdad, porque lo amaba le mostraba el lado lindo y sumiso de mí. Pero ya me había cansado de ser así. En la superficie yo siempre me había mostrado de esa forma, pero en mi interior había una lucha interna por ser diferente, por ser libre.

Me daba miedo porque no sabía que juzgarían al verme, tan diferente de como había sido. Pero estaba perdiendo toda la paciencia y mi esperanza en esperar algo diferente de el. No esperaba que regresara a mi porque nunca pasaría, ya había aceptado esto y no me dolía. Pero el estar cerca de él y que me viera igual a como era antes, igual de ilusa y conformista me enfermaba, la sola idea me sofocaba y no me dejaba respirar.

No necesitaba verme lastimada, porque la verdad no me sentía asi, tenía que mostrarle mi interior y para eso tuve que hacer hasta lo imposible. Necesitaba salir de esa jaula, pero esta vez ya no sentiría remordimientos, iba a romper las cadenas que me ataban a él, tomaría el control. No necesitaba darle explicaciones ya que el nunca me las dió a mi, le iba a mostrar el otro lado de mi, no significaba esto que actuaría, le iba a mostrar lo que en verdad era y que desde hacía mucho tiempo se estaba formando en mi. No era por su culpa ni mucho menos, pero eso fue lo que me hizo decidirme de una vez por todas que en verdad necesitaba mostrar mi nuevo yo. Con el tiempo vería lo que estaba creando de mi.

Le estaba dando la bienvenida a la nueva yo, a mi nuevo comienzo, y para llevarlo a cabo hice muchos cambios internos y externos. No quedaría nada de lo que él había visto antes, porque, la vida es muy corta para hacer solo lo que nos dicen que hagamos. La vida es muy corta para hacerse de limitaciones, de cadenas, de amores imposibles. Si regresa es porque si me amó y si no, ya el destino se encargaría de cada quien. Por ahora estaba preparando mi nueva vida, esta vez sin miedo a mostrarme realmente como soy.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Epílogo.



Una vida de relato bien merece contarse con minuciosidad y objetividad. ¿Acaso un poeta o escritor no tiene la obligación de escribir su propia biografía? ¿No debe llevar un buen diario? No interesa saber de sus héroes imaginarios, sino de la forma en que él, el verdadero héroe, vivía todos los días. Cómo diría William James: "El mejor uso que se le puede dar a la vida es hacer algo que la inmortalice".





Hoy, el sol se levanta la mañana de otro día, uno de los mejores días de este verano. ¿Qué me gustaría que me dejara este día, este verano? Nada de lo que pudiera empobrecer más el mundo de los demás, nada a costa de otros; sólo aquellas cosas que, en su devenir, no se detengan conmigo, sino que únicamente me toquen, cuando pasen y cobren fuerza:





1. Unos cuantos amigos que me comprendan y que a pesar de ella, no dejen de ser mis amigos.


2. Unas manos que me ayuden al momento de tropezar para no caer al abismo.


3. Un trabajo por realizar con un valor real sin el cual el mundo se sentiría un poco más pobre.


4. Una mente sin miedo a viajar aunque no fuera muy atractivo el camino.


5. Un corazón que me ame y que sea comprensivo.


6. Una vista a las colinas eternas y a los agitados mares, y de algo hermoso hecho por la mano del hombre


7. Sentido del humor y la capacidad de reír.


8. Unos cuantos momentos de meditación tranquila y silenciosa. El sentimiento de la presencia de Dios.


9. Un amor en quien confiar y que confíe en mi incondicionalmente, sin dudas ni resentimientos.


10. ...y la paciencia para esperar a que esas cosas sucedan, con la sabiduría suficiente para reconocer cuando lleguen.





Este libro es una historia más de amor, pero no por eso igual que todas, todos tienen tonos y matices diferentes por eso quisiera que la leyeran y la disfrutaran as como yo tambien la disfrute al escribirla. Recuerden que todas las historias de amor, por más dificultades y decepciones que pasen dentro de ellas, siempe, y lo repito, siempre tendrán su final feliz.





Atte. La autora.