viernes, 18 de septiembre de 2009

Lazos eternos.


Siempre había tenido la sensación de que mi vida, tal como la viví era una historia sin principio ni final. Me sentía como un fragmento histórico, un pasaje aislado, al que no precede ni sigue ningún texto. Podía imaginarme perfectamente que tal vez había vivido en siglos anteriores y me había hecho preguntas que todavía no era capaz de responder; que tenía que volver a nacer porque no había cumplido la tarea que se me había asignado.


Porque hay alguien especial para cada uno de nosotros. A menudo, nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres. Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares, del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros. Proceden del otro lado, del cielo.


Su aspecto es diferente, pero nuestro corazón los reconoce, porque los ha amado en los desiertos de Egipto iluminados por la luna y en las antiguas llanuras de Mongolia. Con ellos hemos cabalgado en remotos ejércitos de guerreros y convivido en las cuevas cubiertas de arena de la Antigüedad. Estamos unidos a ellos por los vínculos de la eternidad y nunca nos abandonarán. Es posible que nuestra mente diga: “Yo no te conozco.” Pero el corazón sí le conoce.


Él o ella nos toman de la mano por primera vez y el recuerdo de ese contacto trasciende el tiempo y sacude cada uno de los átomos de nuestro ser. Nos miran a los ojos y vemos a una alma gemela a través de los siglos. El corazón nos da un vuelco, se nos pone la piel de gallina. En ese momento todo lo demás pierde importancia.Puede que no nos reconozcan a pesar de que finalmente nos hayamos encontrado otra vez, aunque nosotros sí sepamos quiénes son.


Sentimos el vínculo que nos une. También intuimos las posibilidades, el futuro. En cambio, él o ella no lo ve. Sus temores, su intelecto y sus problemas forman un velo que cubre los ojos de su corazón, y no nos permite que se lo retiremos. Sufrimos y nos lamentamos mientras el individuo en cuestión sigue su camino. Tal es la fragilidad del destino.La pasión que surge del mutuo reconocimiento supera la intensidad de cualquier erupción volcánica, y se libera una tremenda energía. Podemos reconocer a nuestra alma gemela de un modo inmediato.


Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, sentimos que ya conocemos profundamente a esta persona, a un nivel que rebasa los límites de la conciencia, con una profundidad que normalmente está reservada para los miembros más íntimos de la familia. O incluso más profundamente. De una forma intuitiva, sabemos qué decir y cuál será su reacción. Sentimos una seguridad y una confianza enormes, que no se adquieren en días, semanas o meses.Pero el reconocimiento se da casi siempre de un modo lento y sutil. La conciencia se ilumina a medida que el velo se va descorriendo.


No todo el mundo está preparado para percatarse al instante. Hay que esperar el momento adecuado, y la persona que se da cuenta primero tiene que ser paciente.Gracias a una mirada, un sueño, un recuerdo o un sentimiento podemos llegar a reconocer a un alma gemela. Sus manos nos rozan o sus labios nos besan, y nuestra alma recobra vida súbitamente.El contacto que nos despierta tal vez sea el de un hijo, hermano, pariente o amigo íntimo. O puede tratarse de nuestro ser amado que, a través de los siglos, llega a nosotros y nos besa de nuevo para recordarnos que permaneceremos siempre juntos, hasta la eternidad.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Capitulo Finale/continuación.








¿Que le pasaba a un corazón cuando estaba atrapado por sus emociones y todas las palabras de las que hablaba me ataban a la vida que dejaba atrás? Tal vez me harían sentirme mejor, tal vez peor, no lo sabía.


Podría ver que este corazón roto se estaba sangrando, pero solo así se verían mis sentimientos en realidad desde lo más profundo, solo escribiendo olvidaría el dolor, dejaría de sentirme sin fuerzas. Para ver si podía hacer mis pensamientos en suyos, para que se diera cuenta de que tal vez la vida no sería perfecta, que tal vez no sería justo lo que te devolviera.


Entonces me decidí que no importaba lo que los demás pensaran ni lo que opinaran de mí, de lo que escribía. Que lo que de verdad importaba era lo que yo creía y sentía desde lo más profundo de mí ser, lo que quería expresar al mundo.


Con un mundo lleno de expectativas y una caja de sueños en las manos, empecé mi nueva aventura por esta vida, pero esta vez sin miedo de caer, con la certeza de que cada día vendría algo nuevo, y eso era algo que valdría la pena esperar.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Las reglas del amor/ El final.


Sabes para que sirven las reglas del amor?


Para no lanzarse o clavarse mucho en una historia. Porque enamorarse le da miedo a todos, entonces es más fácil esconderse detrás de la fantasía. El príncipe azul no existe. Amar es otra cosa: es aceptar a una persona con sus defectos y sus errores y aun así amarlo con mayor intensidad. Trata de entenderlo.


Nadie hace caso del agua que va después de la lluvia, de cuando vuelve el Sol. Poco importa si sobre esa agua hay lágrimas después de haber llorado por amor, por dolor.El agua se evapora, vuelve al aire y a nuestros pulmones, respirando el viento que sentimos en la cara y las lágrimas vuelven a entrar en nosotros, como las cosas que hemos perdido, pero nada se pierde en realidad.Cada segundo que pasa, cada luna que surge no hacen más que decirnos: ¡Vive! Vive y ama lo que tu eres, como tu seas, por lo que seas.


Mira en lo alto hacia el cielo, cierra los ojos y no te canses de soñar. La vida es muy corta para no ser felices. La vida es demasiado corta como para no amar intensamente. La vida es demasiado corta para no soñar. Nunca pierdas la ilusión.

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Lejos, mucho más lejos, sobre el sofá de una casa elegante, dos personas juntas se abrazaban.


-‘Te amo, te prometo amarte hasta mi final´ le dijo ella con voz enamorada.

El no supo que contestarle aún, con su torrente de recuerdos encima de él.

-‘Si.’ Después le dijo lo que él ahora creía, lo que significaba su nueva y unica verdad. ‘Yo no amo a nadie más que a ti, te amo.’


Y en ese momento un sentimiento de tristeza le toca igualmente el corazón. Un cruel destino radiofónico cae sobre el, casi golpeándolo. Nuestra canción, cruel karma en su cabeza y sin predecirlo comienza a llorar.


-‘Porque lloras?’ Le dijo ella preocupada

-‘No lo se.’ le contestó con voz ahogada.No consiguió ninguna respuesta. Quizás porque no existía.

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Sentada en la mesa con mi hermana a media noche comenzé a pensar, en todo y en nada a la vez, pero de una cosa estaba segura. Nadie podrá amarlo como lo amaba yo, no podrán adorarlo de ese modo, no sabrán darse cuenta de todos sus dulces movimientos, de esos pequeños de su cara. Es como si solo a mi me hubiesen concedido ver, conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.Ninguna mujer nunca podrá ver eso que he visto yo.


Ella mucho menos que todas. Ella tan real, cruda, sumisa, inútil, material. La imaginaba así, incapaz de amarlo, deseoso solo de su cuerpo, incapaz de verlo verdaderamente, de entenderlo, de respetarlo. Ella no se divertirá con esos dulces caprichos. Ella no amará también sus manos, sus uñas comidas, sus pies ligeramente rellenos, esas pequeñas cosas escondidas, no podrá tanto. Quizás si lo verá, que terrible sufrimiento, pero no será capaz de amarlo. No de esa forma. La tristeza se apoderaba de mis ojos. Mi hermana me mira preocupada.


-‘Da asco verdad? Si no quieres mas, déjala. Hay mas comida.’ Alzé la cara hacia mi hermana y muevo la cabeza tratando de sonreír.


-‘No sis, esta buena, en serio.’

-‘Quieres hablar?’

-‘No, es una fea historia.’

-‘Peor que la mía?’ Yo asentí. Una mirada fraternal en el verdadero sentido de la palabra, aunque no sea la primera vez.


-‘Vamos a dar un paseo en el carro, te parece´ le dije a mi hermanita

-‘Claro, porque no'.


Y salimos a la noche calurosa y sofocante de verano.En mi auto corría veloz por las calles de la ciudad, atravesaba cruces, superaba semáforos amarillos, silenciosa, ágil. El viento acariciaba mi cabello. Algunas personas se estacionaban rápido en segunda fila frente a una iglesia. Iban a misa.


Por un momento me dieron ganas de entrar, de pedir algo, de rezar. Pero después me pregunté que le podría pedir a Dios en estos momentos si lo unico que quería era aquello que era irrealizable? Nada. Dios es feliz. El tenía a las estrellas. Miré a lo alto, al cielo. Nítidas, por millones parecen inmóviles brillando.


De repente ese café oscuro de sus ojos me parecía lejano como nunca, inalcanzable. Entonces aceleré, mientras el viento me lastima la cara, mientras mis ojos comienzaban lentos a lagrimar y no solo por el frío. Sentí a mi hermana tensarse a un lado de mi.


-‘Anda sis no corras. Tengo miedo!’ Me dijo.


Yo también tengo miedo hermana. Tengo miedo de los días que vendrán, de no poder resistir, de eso que no tengo más, de eso que ahora es del viento. Bajé un poco la velocidad. Por un momento me pareció escuchar SU risa. Esa risa fuerte y alegre. Su cara, su voz hermosa.


-‘Verdad que nos divertimos siempre, no?’ me decía y mas risas y mas bromas, siempre juntos, siempre alegres con las ganas de vivir, de caerse a dolores de estómago por la risa, con un sandwich en la playa a la mitad y muchos sueños. Entonces aceleré de nuevo.


Era hora de regresar a casa. Era hora de comenzar de nuevo, lentamente, sin dañar el motor. Sin muchos pensamientos. Solo con una pregunta: ¿Regresaría alguna vez arriba, en ese lugar tan difícil de alcanzar, ahí, donde todo parece bello? Y en ese mismo instante cuando me lo pregunté, ya sabía la respuesta.

La verdad no se su nombre, pero es sexy como cantante de banda de rock y sueño con él casi todas las noches desde que lo conocí, mi vida no es la misma sin esos maravillosos ojos negros. Quisiera saber cual es su canción favorita para cantarla, esta misma noche podríamos estar juntos y platicar, solo quisiera una oportunidad para demostrarle que puedo ser la persona de su vida. Quería que me salvara en ese momento, y cuando quiera nos podríamos ir muy lejos, podría estar cerca de él todo el caminode la vida, el mundo era un lugar perfecto para ser libres. No se su nombre, en Italia lo llamarían signorino, tiene una buena vibra natural, voy a buscar alguna señal para que piense en mí también.


Y que algún día me bese, ese era uno de mis sueños. Tal vez ese momento podría perderse en un segundo, o tal vez duraría por siempre, podría decirle que nunca había conocido un hombre como él, pero no, tal vez se asustaría. Lo tenía siempre en mi cabeza, ya no sabía que hacer, y era extraño porque apenas lo conocía, aunque pensándolo bien, no lo conocía en sí. Debía tener cuidado porque con su mirada, si es que me miraba, me dejaba ciega.De camino a mi casa con la lluvia en mi ventana iba viendo los carros pasar, cuando veo una figura que tenía bien memorizada (y como no, si casi ya me lo aprendía). Iba camimando hacia su casa.


Lo bueno era que estaba sentada porque me sentí un poco mareada cuando lo vi caminar cerca de mi automóvil.Estaba desesperada por saber algo de él, que le gustaba, cuales eran sus sueños, sus aspiraciones. Su signo? Aries libra, demonios, ni siquiera sé su signo, géminis escorpión, tal vez sería compatible con el mío? No lo sabía, debía buscar en las revistas para leer el horóscopo, era mi única esperanza. Pero la siguiente vez al escuchar una conversación, debería concentrarme en eso, su nombre.

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Quiería platicarle, tal vez quería sofocarle, recordarle que habia sido yo quien siempre lo escuchaba, esa que siempre consolaba, esa a quien llamaba cada noche si lloraba, esa que ya un poco odiaba o que le daba miedo ahora. Que si no lo recordaba siempre estuve a su lado, incluso esa noche cuando, se sentía raro, le soportaba todo, pero ahora que no me devolvía nada, porque ya según él tenía todo lo que esperaba


Corría el tiempo y llevaba mi vida a su lado & si por mis lágrimas le hablaba, era porque cada rechazo recibido me dolía en lo más profundo. Sabía que había poco tiempo para decidir, era demasiado pronto para sonreír, seguramente el momento llegará, ya habían pasado lentamente veinte días, intentando añorar lo que decía.


Ya había terminado nuestra amistad hacía dos meses y mi inconciencia enterrada quedaba sola, en 4/4 yo quería contarle aunque rendida y no contenta, toda esa magia que había estropeado, lo había visto caminar por encima del suelo y aun constantemente estando a su lado, llegue a sentirme tan tremendamente sola. Cada sombra de mis besos los escondía escondía, así pasaron fatigados nuestros días y por cuanto no soportara más su olor, dolía mucho dedicarle mi dolor.


Le era deudora de emociones y cada sueño siempre nacía, siempre moría, tal vez ya lo sabia, si pero era distinto, vivirlo en su piel como paso conmigo, la lluvia me hacía recordarlo y pensar que de corazón yo todavía lo digo, aunque desde hace más de dos semanas no era más mi "amigo".

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Quería preguntarle mil cosas pero no sabía cuando sería el momento adecuado. Porque cada vez que platicábamos se me pasaba el tiempo volando. Tenía la esperanza de que algun día surgiría la oportunidad. Y ya sabía que esto no era normal, porque cada vez que pensaba en él, el cielo cambiaba de color y todo era más claro y feliz.


Pero la duda me invadía y me llenaba de incertidumbre. Quería saber que sentiría si lo abrazara, esperaba en mi corazón que no me dejara ir, que si lo besaba, ojalá recordara ese momento, que si tocaba tu mano, tomara la mía con amor, que si necesitaba un hombro, me dejara llorar en el suyo, que si necesitaba hablar, me escuchara de verdad, que si necesitaba gritar, lo hiciera conmigo, que si en algun momento necesitaba irme, esperaba que viniera conmigo.


Pero la más importante y creía que la que más me daba miedo de todas: Si caía y me enamoraba de él, me atraparía o simplemente me dejaría caer?

Un dia normal♥


Ése día me desperté pensando en él, nada extraordinario pues siempre habitaba en mi pensamiento. Era uno de tantos días tan maravillosos desde su llegada pues el era mi luz, mi sol, aquel motivo por el cual me levantaba cada mañana siempre pensando que será un gran día, pues imaginaba su hermoso rostro y esos lindos ojos que cada vez que me miraban, me hablaban del inmenso amor que sentía por mí. No necesitaba que me dijera que me amaba, pues sus ojos y su corazón me lo demostraban todo el tiempo.Nunca imaginé que el sonido del amor fuera tan dulce, hasta que escuché mi nombre en sus labios.


Nunca pensé poder ver mis sueños hechos realidad hasta que lo miré verdaderamente a los ojos. Nunca supe bien lo que podría sentir, hasta que estuve en sus brazos. Era realmente maravilloso haberme enamorado de alguien como él. Sentía mucha alegría cuando estaba junto a mí, cuando lo veía, incluso cuando lo soñaba. Y si en algún momento sentía miedo, sólo pensaba en él y en lo feliz que era cuando estábamos juntos. Al fin salía de la oscuridad y llegaba a la luz, dejé el llanto y la tristeza de mi alma, y ahora confiaba plenamente en él.Si me preguntaban que si era feliz, respondería que si, era muy feliz, porque los dos vivíamos por ese amor tan bonito. Su mano enlazada a la mía, el cielo que nos es por techo y nuestro amor que era nuestro propio refugio, aunque afuera estuviera lloviendo.


Mi nombre estaba grabado muy adentro de su pecho, donde nadie le haría daño, ni contaminaría ese hermoso sentimiento.Con él aprendía y conocía intensos sentimientos, me enseñaba a amar con entrega total. Tenía bien presente el nunca dejarlo ir, por que esperaba ser la mujer que lo hiciera feliz. Sólo quería estar donde él estaba, para amarlo como nunca lo podría imaginar, quería que supiera lo que había descubierto, que no lo amaba en pasado, no lo amaba en presente, ni lo amaba en futuro, era un amor sin tiempo. Tampoco tenía distancias, era simplemente amor puro, cargado de ilusiones, lleno de promesas que no deberían cumplirse porque ya se habían cumplido todas al conocerlo.


Amarlo en realidad era un premio. Desconocía si lo merecía, al menos luchaba por merecerlo, pero era un premio, un regalo que cualquier persona debería recibir, y estaba agradecida eternamente de poseerlo yo. Mi gran sueño era que estuviera siempre conmigo en cada instante, en cada minuto, en cada segundo de mi vida. Imaginaba su rostro dibujado en la luna, en las estrellas y las nubes, acompañándome en cada deseo, encontrándome en su mirada. Había llenado de manera instantánea la magia de suspirar por la belleza temprana, de divertirme con cada cosa que hiciera durante el día, de descansar con una nueva propuesta disfrutando cada paso que juntos dábamos. Cada latido de mi corazón, cada respiración, cada mirada al cielo, cada vez que cerraba los ojos pensaba en nuestros momentos juntos.


Quería pasar ahora un día entero junto a él, estar junto a la orilla del mar con la persona que más amaba en este mundo, quería regalarle mi universo.Mi corazón latía mencionando su nombre a cada instante y pidiéndole que para siempre permaneciera junto a mí, que se quedara un momento conmigo, decirte todo lo que sentía, expresarle un te amo, tan solo que me llenara de fe, por eso mismo a cambio lo cuidaría, lo esperaría… lo amaría.