lunes, 2 de noviembre de 2009


Me pregunté cuánto tiempo más podría durar esto, Quizás algún día, dentro de algunos años, si el dolor disminuía hasta el punto de ser soportable, me sentiría capaz de volver la vista atrás hacia esos pocos meses que siempre consideraría los mejores de mi vida. Y ese día estaba segura de que me sentiría agradecida por todo aquel tiempo que me había dado, más de lo que yo había pedido y más de lo que merecía.


Pero ¿y que ocurriría si ese agujero no llegaba a cerrarse nunca? ¿Y si las heridas en carne viva jamás se curaban? ¿Y si el daño era permanente, irreversible? Me rodeé el cuerpo con los brazos y apreté con fuerza. ¡Como había sido capaz de hacerme esto! Podía haberme pedido que borrara las fotos y haberse llevado sus falsas promesas, pero aun asi nunca podría devolver las cosas al mismo lugar donde habían estado antes de que le conociera.


La evidencia física era la parte más significativa de la ecuación. Yo había cambiado, mi interior se había alterado hasta el punto de ser irreconocible. Aquellas fueron promesas que él no pudo mantener, unas promesas que se rompieron tan pronto como las hizo.

Paris


Carecía de sentido pero Julieta seguía en mi mente cuando fui despertando poco a poco. En vez de moverme, pensé en Julieta un poco más. Me pregunté que habría hecho si Romeo la hubiera dejado, no a causa del destierro sino por desinterés. ¿Qué habría ocurrido si Rosalía le hubiera dado un día de tiempo y el hubiera cambiado de opinión? ¿Y qué habría pasado si, en vez de casarse con Julieta, simplemente hubiera desaparecido?


Me parecía saber cómo se habría sentido Julieta. Ella no habría vuelto a su vida anterior. Yo estaba convencida de que nunca se habría ido a otro lugar. Incluso si hubiera llegado a vivir hasta ser una anciana de pelo gris, cada vez que hubiera cerrado los ojos, habría visto el rostro de Romeo. Y ella lo habría aceptado finalmente.


¿Y qué pasaría si se supiera más de Paris? Si él era amigo de Julieta, tal vez su mejor amigo ¿Qué habría ocurrido si él fuera la única persona en la que pudiera confiar la devastación causada por Romeo, la única persona que la comprendiera y la hiciera sentirse otra vez medio humana? ¿Y si él era paciente y amable, cuidaba de ella?


¿Qué pasaría si Julieta supiera que no podría sobrevivir sin él? ¿Qué pasaría si el realmente la amara y deseara que ella fuera feliz? ¿Y qué pasaría si ella quisiera a Paris? No como a Romeo claro, ya que no había nada similar pero si lo bastante como para que ella deseara que el también fuera feliz.


Si Romeo se hubiera ido realmente para no volver, ¿Qué importaba si Julieta aceptaba o no la oferta de Paris? Quizás ella hubiera intentado conformarse con los restos que le quedaban de su vida anterior. Tal vez eso fuera lo más cerca que pudiera llegar a estar de la felicidad.


Tendría que comprometerme, entregar todo lo qe quedaba de mi, cada pedazo roto. Era la unica manera de ser justa con él. ¿Lo haría, podría hacerlo? ¿De verdad estaba tan mal que intentara hacerlo feliz? Incluso si el amor que sentía por el no fuera más que un eco débil del que era capaz de sentir, aunque mi corazón se encontrara lejos y ausente, malherido por mi voluble Romeo, ¿Tan malo era?

Una disculpa menos/ La verdad


Sentada en el sofá, esperaba una vez más si se resignaba a llamar. Me puse a meditar las veces en que pedí perdón, me humillé hasta el cansancio, que reconocí mis errores. Pero por el otro lado no recibía nada a cambio, solo el desprecio y la indiferencia de la otra persona, aunque no fuera mi culpa, yo pedía perdón. Una y otra vez, siempre caía, ese era mi mayor vicio. Pensé también en todas las veces que me rompieron el corazón, que me ilusionaron, que creí ciegamente en esa persona que estaba parada frente a mi, que me pintaba un mundo de colores y sonidos diferentes e inigualables a los que yo había conocido.


Caía como siempre en ese círculo vicioso de la fé y la desilución. Pero eso no me quitaba la fé en el amor y la amistad eternas. Sabía que aunque haya 100 personas que me defrauden, habrá una que tratará de enmendar todo el daño y me querrá así como soy, ingenua y moldeable.


Esperaba que fuera verdad lo que creía y lo que esperaba, mientras seguía esperando una mayor razón para no seguir estudiando y continuar con este repaso de mi vida. Me levanté del sofá y caminé hacia la cocina a prepararme un café, pues el día lluvioso y de clima frío clamaba por una estancia en casa viendo películas de amor, cuando escuché que sonaba el teléfono.

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-Que esque no lo entiendes?- Le dije desesperada.


-No entiendo que, de que me hablas?


-De todo lo complejo y lo extraño que siento por ti. De todo lo humano e irracional que pasa dentro de mi.- Tenía miedo de continuar, pero mi cerebro no paraba de mandar todas las confesiones, la desesperación, la verdad.


El continuó en un silencio absoluto, así que yo seguí hablando.


-Quiero contarte la verdad, porque al escuchar tu voz me devuelves la vida y mis labios sólo anhelan besar los tuyos, mis brazos luchan por esas ansias de abrazarte y me domina el deseo de correr a ti y llegar hasta donde te encuentres. Sé que no hay lugar más bello que tus brazos, aún en esas noches que me miras tan callado, aunque nada digas.Siento que te amo, no le temo a los encuentros, sin miedo te digo lo que siento, a veces lloro sin razón, queriendo encontrar en tus besos consuelo, porque ya no sé vivir sin ti, porque no soy yo cuando tú no estás.


Me haces sentir única, importante, cuando estoy contigo no pasa el tiempo, ya no vivo en mi mundo, sino en el tuyo, no pienso en la distancia, no pienso en el tiempo. Me doy cuenta que no hay nada más maravilloso que estar a tu lado y despertar queriendo estar contigo, cuando pienso en tus ojos mi piel se eriza, cuando estoy cerca tuyo mi corazón late con fuerza, quiero estar en todos los lugares donde tú estás y en cada estrella depositar un beso para ti. Sólo basta una palabra tuya, una sola, para hacer de éste día el mejor de todos.


Pero el seguía en silencio, sin pronunciar una sola palabra.

POEMÚSICA


El lunes por la mañana, ante la clase silenciosa del señor Keating, Knox Overstreet fue el primero en leer el poema que había compuesto.


Para Chris: Dulzura de sus ojos de zafiro reflejos de su cabello de oro mi corazón sucumbe a su imperio feliz de saber que ella... que ella respira.


Knox bajó su hoja de papel. —Lo siento, mi Capitán —dijo, volviéndose lastimosamente a su pupitre—. Resulta verdaderamente idiota.


—No, es perfecto, al contrario, Knox. Lo que Knox acaba de poner de manifiesto —siguió Keating dirigiéndose a toda la clase—, es de una importancia capital: en poesía, como en cualquier empresa, consagren todo su ardor a las cosas esenciales de la vida; al amor, la belleza, la verdad, la justicia.


Caminaba entre ellos a largas zancadas, volviendo la cabeza a una y otra fila, con las piernas ligeramente separadas como las patas de un compás que estuviese tomándole la medida al aula.


—Y no limiten la poesía sólo al lenguaje. La poesía está presente en la música, en la fotografía, incluso en el arte culinario; dondequiera que se trata de penetrar la opacidad de las cosas para hacer que brote su esencia ante nuestros ojos. Dondequiera que algo esté en juego, ahí se produce la revelación del mundo. La poesía puede estar oculta en los objetos o las acciones más cotidianas, pero nunca, nunca debe ser común.


Escriban un poema sobre el color del cielo, sobre la sonrisa de una muchacha si les apetece, pero que se sienta en sus versos el día de la Creación, el Juicio Final y la eternidad. Todo me parece bien, por poco que ese poema nos dé alegría, por poco que levante un poco el velo que hay sobre el mundo y nos dé un estremecimiento de inmortalidad.

Arjona/Sentido de la vida.

Si, te divertía verme y te gustaban mis besos, y me veías como la perfecta compañera de tertulias, si era tu amiga con derecho, mientras te durara la parranda Yo pensando en futuro, tú en la rumba de esa noche, si me querías un poquito dímelo aunque sea en mail, si a lo mejor te parecía divertida, pero en mi no piensas nunca no te enamoraste de mí, así como yo de ti, no te enamoraste de mí, te enamoraste de ti cuando estás conmigo, de las locuras que hacíamos, de los besos furtivos, de mi risa y tus chistes, de la fiesta y el vino, de las caricias que morían justo al haber nacido Quien ganará la batalla de este amor desperdiciado, tu creyendo que me querías, yo queriéndote creer, si, yo te quería aunque te callaras, y tu te callabas y yo te quería Si le bajaba el volumen a ese ritmo que tocabamos, me temía que el derrumbe podía hacerse aparecer, y lo que antes era pregunta, hoy es una afirmación, no te enamoraste de mí, sino de ti cuando estás conmigo.

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¿Por qué nos preocupamos tanto por los test de inteligencia y por las universidades cuando no dispondremos de un mundo que albergue a nuestros descendientes?¿Por qué la gente se obsesiona tanto por vivir muchos años? ¿Para qué conseguir unos pocos años más de vida? ¿Para pasarlos infelizmente en un geriátrico? ¿De qué sirve preocuparse por el nivel de colesterol, las dietas ricas en fibra, el control de las grasas, los ejercicios aeróbicos, etc.?

¿No tendría más sentido disfrutar del presente, realizarnos cada día, amar y ser amados, y no preocupamos tanto de la salud física en ese futuro incierto? ¿Y si no hay futuro? ¿Y si la muerte es una liberación y un estado de felicidad?

Con esto no quiero decir que nos olvidemos de nuestro cuerpo y que fumemos y bebamos en exceso ni tampoco que abusemos de ciertas sustancias o nos volvamos obesos. Esto nos causaría dolor, aflicción e incapacidad física. Simplemente dejemos de preocuparnos tanto por el futuro. Tratemos de ser felices ahora.La paradoja es que, adoptando esta actitud y sintiéndonos dichosos en el presente, es probable que vivamos más años.Tu y tu alma son como el coche y el conductor. Recordemos siempre que somos el conductor y no el coche. No debemos identificarnos con el vehículo. Este empeño actual en prolongar nuestra vida, en vivir hasta los cien años, en prolongar una relación que ya no sirve y que solo te lastima, es una locura.

Sería como conservar nuestro viejo Ford después de haber recorrido con él más de trescientos mil kilómetros. La carrocería está oxidada, el circuito de transmisión se ha reparado cinco veces, el motor se está cayendo a trozos, y aun así nos resistimos a cambiarlo. Entretanto, hay un Corvette de agencia esperándonos a la vuelta de la esquina. Sólo hemos de bajar tranquilamente del Ford y subirnos al hermoso Corvette. El conductor, el alma, nunca cambia. Sólo cambiamos de coche.Y, por cierto, creo que a ti te está esperando un Ferrari en la calle en este preciso momento