lunes, 2 de noviembre de 2009

Una disculpa menos/ La verdad


Sentada en el sofá, esperaba una vez más si se resignaba a llamar. Me puse a meditar las veces en que pedí perdón, me humillé hasta el cansancio, que reconocí mis errores. Pero por el otro lado no recibía nada a cambio, solo el desprecio y la indiferencia de la otra persona, aunque no fuera mi culpa, yo pedía perdón. Una y otra vez, siempre caía, ese era mi mayor vicio. Pensé también en todas las veces que me rompieron el corazón, que me ilusionaron, que creí ciegamente en esa persona que estaba parada frente a mi, que me pintaba un mundo de colores y sonidos diferentes e inigualables a los que yo había conocido.


Caía como siempre en ese círculo vicioso de la fé y la desilución. Pero eso no me quitaba la fé en el amor y la amistad eternas. Sabía que aunque haya 100 personas que me defrauden, habrá una que tratará de enmendar todo el daño y me querrá así como soy, ingenua y moldeable.


Esperaba que fuera verdad lo que creía y lo que esperaba, mientras seguía esperando una mayor razón para no seguir estudiando y continuar con este repaso de mi vida. Me levanté del sofá y caminé hacia la cocina a prepararme un café, pues el día lluvioso y de clima frío clamaba por una estancia en casa viendo películas de amor, cuando escuché que sonaba el teléfono.

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-Que esque no lo entiendes?- Le dije desesperada.


-No entiendo que, de que me hablas?


-De todo lo complejo y lo extraño que siento por ti. De todo lo humano e irracional que pasa dentro de mi.- Tenía miedo de continuar, pero mi cerebro no paraba de mandar todas las confesiones, la desesperación, la verdad.


El continuó en un silencio absoluto, así que yo seguí hablando.


-Quiero contarte la verdad, porque al escuchar tu voz me devuelves la vida y mis labios sólo anhelan besar los tuyos, mis brazos luchan por esas ansias de abrazarte y me domina el deseo de correr a ti y llegar hasta donde te encuentres. Sé que no hay lugar más bello que tus brazos, aún en esas noches que me miras tan callado, aunque nada digas.Siento que te amo, no le temo a los encuentros, sin miedo te digo lo que siento, a veces lloro sin razón, queriendo encontrar en tus besos consuelo, porque ya no sé vivir sin ti, porque no soy yo cuando tú no estás.


Me haces sentir única, importante, cuando estoy contigo no pasa el tiempo, ya no vivo en mi mundo, sino en el tuyo, no pienso en la distancia, no pienso en el tiempo. Me doy cuenta que no hay nada más maravilloso que estar a tu lado y despertar queriendo estar contigo, cuando pienso en tus ojos mi piel se eriza, cuando estoy cerca tuyo mi corazón late con fuerza, quiero estar en todos los lugares donde tú estás y en cada estrella depositar un beso para ti. Sólo basta una palabra tuya, una sola, para hacer de éste día el mejor de todos.


Pero el seguía en silencio, sin pronunciar una sola palabra.

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