martes, 8 de diciembre de 2009

La despedida.



Hoy hace mucho frío fuera y dentro de mí. Pienso que tal vez siempre fue así pero estaba ciega, entonces ahora sí puedo darme cuenta porque ciertas cosas me fueron abriendo los ojos de a poco.

Quise escaparme un poco de la realidad pensando que todo iba a cambiar con el tiempo, pero ya ves: van a ser 8 meses y todo sigue igual, mal, al menos para mí. Esta carta puede parecerte muchas cosas, incluso una como cualquier otra de las cientos que te mandé durante ese tiempo. Pero este es diferente, es la de despedida.


No me voy por una semana o por dos, me voy de tu vida para siempre porque sé que estoy de más. No me necesitas tanto como yo a ti y muchas veces me dijiste que en las relaciones hay que dar y recibir por igual; no se está cumpliendo esa regla. Siento que siempre sentí más que vos.

Entonces digamos en nuestra relación no existió un equilibrio. A los dos nos gustaba que el otro nos diga cuánto nos quiere, pero ninguno de los dos obtuvo nunca lo que quiso. Nunca fue bastante, no nos alcanzó. Tal vez a ti sí te alcanzó, porque no necesitaste nunca verme. Pero no fue suficiente para mí, que te quise con el alma y no podía verte jamás como solo amigo. Tampoco tuviste en cuenta que además de escuchar “te quieros” hay que demostrarlos.

Shakespeare dijo alguna vez: “no ama quien no lo demuestra”. Creo que describe perfectamente el “amor” que me tenías. Me parece que te hice demasiado caso. Dejé que hicieras lo que quisiste, que vinieras cuando quisieras, que hicieras y deshicieras sin importarte nada de mí.

Además, había muchas diferencias entre nosotros. Pero la más notoria era que yo no me quería nada y tú te amabas demasiado. Tanto que en ti no había lugar para mí. Tal vez encuentres a alguien a quien ames tanto como te amas a ti mismo y ese va a ser el amor verdadero. Es un consejo, si yo no lo aguanté, creo que nadie lo va a aguantar, porque yo con esas cosas soy bastante paciente. Es solo un consejo.

La pregunta es: ¿por qué no me dijiste desde el principio que te habías tomado nuestra relación de otra manera? ¿Por qué no me advertiste? Te hubiera amado menos, te hubiera dado menos. Ahora estoy atada a vos y es un infierno; por eso decido alejarme ahora. Porque si seguimos con esto que no tiene nombre, voy a amarte cada día mucho más y no es eso lo que quiero. Tal vez no tendríamos que haber desafiado a nada ni a nadie, y vos tendrías que estar con alguien de tu edad y yo con alguien de la mía.

Mejor encuentro a alguien que pueda ver a los amigos todos los días, así ellos no me quitan el tiempo que me tiene que dedicar. Voy a tenerlo en cuenta a la hora de elegir la próxima vez.

Lo que más duele es que nunca tuve prioridad en tu vida. Tu felicidad era condición única para que yo estuviera bien. Siempre te tuve arriba, pero yo nunca te interesé demasiado, sino hubieses tenido más ganas de verme. Tal vez tantas como yo. Nunca tuve prioridad en tu vida, mientras que tu fuiste todo en la mía.



Ni como novio, ni como amigo te pude tener; me duele verte, escribirte o escucharte. Este es el último email, espero que sepas que no me adapté a tu estilo de vida, a tu filosofía de vida “Light”, cero obligaciones conmigo. No era eso lo que quería para nosotros.

Yo escribo esto suponiendo que vas a entender porque eres un tipo inteligente. Así que a partir de hoy, voy a empezar de nuevo. No quiero hablar con vos. No quiero verte, no quiero escucharte. No me gustó tu “manera”. Tal vez cuando sea más grande me acuerde de ti y entienda lo que me habías querido decir. Quizás ya lo entendí. Por eso hoy, que quiero decidir, prefiero estar con alguien que me ame a mi manera.


PD. Pero como te amé yo, no te va a amar nadie.

2 comentarios: